El origen botánico del néctar floral del cual proviene cada variedad de miel, le da un sello único en cuanto al aroma, sabor, color y textura de cristalización.
En el transcurso de la temporada apícola, se van dando diversas floraciones que dan origen a los distintos tipos de miel. Aprovechando esto, hacemos cosechas diferenciadas y así obtenemos mieles con carácter propio. Por ejemplo, en el sur producimos mieles claras como la de Ulmo, que se caracteriza por su perfume floral intenso, de Tiaca con notas de anis, y la multifloral de Pradera Sureña, de un suave aroma floral. A su vez, en los bosques de la zona central, las mieles son en general de un color más oscuro y, dependiendo de las condiciones climáticas de cada año, se producen mieles distintas como de Peumo, con suaves notas a chocolate, de Litre con aroma de frutos tropicales, o la clásica miel de Quillay con un aroma especiado de frutos secos.
Además producimos Cera, Polen y Propóleos